Ricardo Espinosa Pedraza (Los Otros)



Corre un día cualquiera
de un mes sin importancia
en un año que pinta intrascendente
las horas vienen y pasan
demasiado a prisa
sin reparar en el tiempo
de nadie
aquellos que conviven
en mí de manera incidental
intentan sin éxito, tomar
el control de lo que queda
pero ninguno lo consigue
ni el hedonista que a veces
funge de maestro de ceremonias
ni el tímido que se esconde
tras las montañas de papeles
y los espejos

ni el sensible que se
auto compadece en los rincones
y calla y suspira
y llora
ni el amante de la música
que sonríe extasiado
ante un imaginario 
carente de palabras
mientras el neurótico
exige silencio
y mesura a los otros
ni el sabio que dicta cátedra
con sus términos rebuscados
y su mar de conocimiento
de un milímetro de profundidad

ni el egoísta que quiere
monopolizar los
escasos divertimentos 
y las sonrisas cada vez
más escasas
ni el paranoico que mira
tras su espalda asustado
con el sonido de sus pasos

ni el imprudente que
primero dispara
y después pregunta
ni el pesimista que tropieza
de nuevo y con la misma piedra
justificando así sus
quejas y sinrazones
ni el atormentado
por sus errores del pasado 
que ni vive ni deja vivir

ni el perezoso que se
limita a ver al mundo
como una película muda
ni el soez que maltrata a los
demás con chabacanería,
ignorancia y babas

ni el inmoderadamente feliz
que no es más que un bobo
en estado de gracia

ni el materialista que
acumula sin vergüenza
momentos, etiquetas
y objetos sin valor
ni el onanista
que abusa compulsivamente
de los fines de semana
ni el optimista que
me encuentra distraído en
el espejo de la mañana
y trata de seducir 
con obsequiosa melosería
al niño ingenuo
que en el fondo
sigo siendo
ni el
gordo
calvo
distraído
que no quiere ser
el director de la orquesta...
pero le toca...

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