Apollinaire (Las Nueve Puertas de tu Cuerpo)

APOLLINAIRE (1880-1918) fue la vanguardia en todos los campos. Crítico de pintura, exaltó a sus amigos los pintores cubistas en el París anterior a la Primera Guerra. En ella sería herido de un obús en la cabeza. Pero antes, en 1913, publicaría Alcools, que lo mostraría como el poeta renovador de la ciudad de las imágenes fragmentadas, del moderno lirismo. Experimental siempre, sus Caligramas de 1918 le permitieron dibujar con palabras, y en la forma de jarrón o de caballo, su imaginería. En muchas ocasiones, para subsistir, publicó pornografía con seudónimo o con nombre propio, y fue un pionero en el redescubrimiento del Marqués de Sade. En versión de Augusti Bartra publicada por Joaquín Mortiz de México en 1967, este poema de la serie Poemas a Madeleine combina muy bien su gracia y su fervor por el cuerpo amado.



LAS NUEVE PUERTAS DE TU CUERPO

Este poema es sólo para ti Madeleine
Es uno de los primeros poemas de nuestro deseo
Es nuestro primer poema secreto oh tú a quien amo
El día es dulce y la guerra es tan dulce Si en ella fuese necesario morir
Tú lo ignoras mi virgen tu cuerpo tiene nueve puertas
Conozco siete y a dos no tengo acceso
Cuatro puertas he asaltado he entrado por ellas y no esperes que salga
Porque he penetrado en ti por tus constelados ojos
Y por tus orejas con las Palabras que gobierno y que son mi escolta
Ojo derecho de mi amor primera puerta de mi amor
Que había bajado la cortina de su párpado
Tus pestañas se alineaban delante como los negros soldados pintados en un vaso griego párpado cortina pesada
De terciopelo
Que ocultaba tu clara mirada
Y pesada
Como nuestro amor
Ojo izquierdo de mi amor segunda puerta de mi amor
Semejante a su amiga y casta y pesada de amor como él
Oh puerta que conduces a tu corazón mi imagen y mi sonrisa que brilla
Como una estrella semejante a tus adorados ojos
Doble puerta de tu mirada te adoro
Oreja derecha de mi amor tercera puerta
Tomándote llegué a abrir completamente las dos primeras puertas
Oreja puerta de mi voz que te ha persuadido
Te amo a ti que diste un sentido a la Imagen gracias a la Idea
Y a ti también oreja izquierda que de las puertas de mi amor eres la cuarta
Oh vosotras orejas de mi amor yo os bendigo
Puertas que os abristeis a mi voz
Como las rosas que se abren a las caricias de la primavera
Por vosotras mi voz y mi orden
Penetran en todo el cuerpo de Madeleine
En él entro como hombre cabal y también como cabal poema
Poema de su deseo que hace que yo también me ame
Ventana izquierda de la nariz quinta puerta de mi amor y de nuestros deseos
Por ella entraré en el cuerpo de mi amor
Entraré sutil con mi olor de hombre
El olor de mi deseo
El acre perfume viril que embriaga a Madeleine
Ventana derecha de la nariz sexta puerta de mi amor y de nuestra voluptuosidad
Tú que sentirás como tu vecina el olor de mi placer
Y nuestro mezclado olor más intenso y más exquisito que una primavera en flor
Doble puerta te adoro a ti que prometes tantos sutiles placeres
Extraídos del arte de los vapores y de las fragancias
Boca de Madeleine séptima puerta de mi amor
Te he visto oh puerta roja abismo de mi deseo
Y los soldados que en ella están muertos de amor me han gritado que se rinden
Oh puerta roja y tierna
Oh Madeleine hay dos puertas todavía
Que no conozco
Dos puertas de tu cuerpo
Misteriosas
Octava puerta de la gran belleza de mi amor
Oh ignorancia mía semejante a soldados ciegos entre los caballos de frisa bajo la luna líquida de Flandes en agonía
O más bien como un explorador que muere de hambre y sed y amor en una selva virgen
Más sombría que el Erebo
Más sagrada que la de Dodona
Y que deja adivinar una fuente más fresca que la de Castalia
Pero mi amor encontrará allí un templo
Y tras haber ensangrentado el atrio donde vela el encantador monstruo de la inocencia
Descubriré y haré brotar el más ardiente géiser del mundo
Oh mi amor Madeleine mía
Ya soy el dueño de la octava puerta
Y tú novena puerta aún más misteriosa
Que te abres entre dos montañas de perlas
Tú más misteriosa todavía que las otras
Puertas de los sortilegios de los cuales no se osa hablar
Tú también me perteneces
Suprema puerta
Porque tengo
La llave suprema
De las nueve puertas
Oh puertas abríos a mi voz
Soy el dueño de la Llave.

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